viernes, 15 de marzo de 2013

La ciudad como espacio público de inclusión

            La forma de proyectar los usos y los espacios de una ciudad puede llevar a la exclusión o la integración. Esta planificación no es inocente, detrás de esta existe una ideología.

            Esto nos lleva a pensar que la proyección de los espacios públicos que no se lleva a cabo con una reflexión adecuada, pueden resultar excluyentes y sectarios especialmente para colectivos vulnerables por su edad, clase social y origen. 


            La ciudad se debe planificar pensando en que se pueda llevar a cabo la vida cotidiana, sin espacios excluyentes como los que se utilizan para una sola finalidad, que al final lo que hacen es separar colectivos y crear guetos. Un mismo edificio, calle, plaza se puede utilizar para diversas actividades y funciones.

            Zaida Muxi en Paisajes de aprendizaje. Ciudad y espacio público, hace una reflexión sobre la distribución territorial en la ciudad de los equipamientos culturales, educativos, donde dependiendo de esta distribución genera un tipo de comunidad u otra, fomenta la cohesión e interacción social o por el contrario su exclusión.

           Tenemos que pensar que los espacios públicos son vitales como espacios educativos y muy importantes para el desarrollo del aprendizaje de las personas.

           La forma de hacer ciudad puede llevar a la exclusión, esto lo podemos comprobar en la noticia de actualidad que mostramos sobre “El desahucio de Aurelia”.

            Detrás de la noticia del intento de desahucio de Aurelia Rey en la ciudad de La Coruña, hay un modelo de hacer ciudad.


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          Hemos querido mostrar esta noticia de actualidad porque pensamos que está relacionada con las formas de hacer ciudad. Las políticas de urbanismo en este caso de la ciudad de La Coruña que intentan de manera radical transformar un barrio céntrico. Para conseguir esta transformación tienen que expulsar a la población envejecida y sustituirla por una clase social alta y así crear barrios pudientes para vecinos acomodados en la que los mayores de clase baja no tienen cabida.

            Esta exclusión se puede apreciar claramente en las declaraciones de Aurelia, que manifiesta que no quiere trasladarse del barrio, porque en él tiene su arraigo, sus tiendas donde comprar, sus amigos, sus vecinos que para ella es su familia, en este barrio tiene su identidad. Su vida cotidiana se alteraría totalmente.

            En definitiva detrás de este intento de desahucio de Aurelia hay modelo de hacer ciudad que lleva a la exclusión. Se promueve que los servicios más importantes estén en el centro y a los sectores desplazados a la periferia les dificulta el acceso al centro al convertirlos en barrios exclusivos. Esto promueve que los habitantes de la ciudad no pueden relacionarse con ciertos colectivos. 


            Pensar en una ciudad ideal es algo utópico, todas las ciudades tienen algo positivo, si hablamos de ciudad como espacio público, como lugar del cambio, del activismo, aunque sí es cierto como hemos dicho antes que la forma en que se planifique una ciudad no es neutra, por ello se ha de priorizar por una ciudad compacta, de mezcla, polivalente, evitando esa urbanización extensiva que se produce en las periferias de las ciudades, este urbanismo salvaje es el que lleva a la exclusión, a la marginación y a la producción de guetos, por ello este crecimiento se ha de dar dentro de la ciudad, es decir, “hacer ciudad sobre la ciudad” como nos dice Jordi Borja en esta entrevista que mostramos a continuación.

           Jordi Borja es sociólogo, geógrafo y uno de los urbanistas españoles más prestigiosos, nos parece interesante mostrar esta entrevista porque en ella hace una reflexión sobre cómo entender la ciudad, el concepto de lo que denomina “la ideología del miedo”, cuando la ciudad se planifica desde miedo, producto de la interacción, las relaciones que se dan en la calle, esto lleva al intento de control. Habla del exceso de normas en el uso de los espacios públicos, considera que la buena arquitectura no es la más bonita sino aquella que se adapta mejor, no solo por su función, sino por su inserción. La ciudad ha de ser polivalente, multifuncional, esto supone el conflicto, pero no hay que tener miedo al conflicto, sino reconocerlo, favoreciendo el dialogo.


 

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